jueves, 27 de junio de 2013

La carta esférica de Arturo Pérez Reverte

De pequeña era una apasionada de este autor. Con apenas 13 años leí el Club Dumas, que me entusiasmó. Luego siguió La tabla de Flandes y la Reina del Sur. También soy seguidora de las novelas del capitán Alatriste. Me parecen muy inferiores en calidad pero son muy entretenidas.

No obstante creo que Pérez Reverte es una autor de capa caída. Todo lo que he leído ultimamente de él me ha aburrido soberanamente. Un día de cólera y ahora la Carta Esférica.

No empecé con pocas ganas el libro, de hecho consideraba que me iba a gustar bastante. Lo he cogido y lo he dejado intermitentemente durante casi dos meses. Cada  vez que me terminaba un libro me obligaba a leer unas cuantas páginas para así conseguir terminarlo. En eso soy muy orgullosa, me gusta acabar todo lo que empiezo, para tener una visión completa del asunto...incluso cuando me parece un pestiño.

La historia no pinta mal, un pecio olvidado en el mar que guarda un tesoro que una empleada del museo Naval de Madrid quiere recuperar y se alía con un viejo marino suspendido de empleo y sueldo. Lo más interesante podría haber sido la descripción de como se hace arqueología subacuática y como se rastrean los barcos. En lugar de ello se hace una aburrida descripción de mapas, portulanos y coordenadas fallidas en un tramposo y vano intento de confundir al lector. El barco se encuentra con un recurso un tanto vanal.

Por otro lado los personajes carecen de la fuerza que caracterizaba a Reverte. Tánger es un niñata que cae fatal a todo el mundo, sin fuerza ninguna, solo malicia y poco más. Su misterio es tal que hace que al lector le de al final igual lo que le pasa. En cuanto a Coy queda muy desdibujado, lleno de frases de viejo lobo de mar que habrían quedado mejor si no estuviesen metidas con calzador. 

Y del final no digo nada, ya sabíamos que Reverte no escribe finales especialmente buenos, pero esto es un punto y aparte, como si tuviese un tope de dos páginas para acabar un libro y allí lo tiene que dejar.

No me ha gustado en absoluto, de hecho me ha costado horrores terminármelo y tardaré bastante en leer otra cosa de este autor.

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